top of page

Quiero Cambiar de Vida

  • Foto del escritor: Denisse Ojeda
    Denisse Ojeda
  • 22 may 2018
  • 7 Min. de lectura

Actualizado: 23 may 2018

"Quiero cambiar de vida". Esta frase suena trilladísima, pero cada vez más y más personas están con esto en mente. Tanto en las clases de yoga o en los cursos de cocina, mucha gente me comenta su interés en mejorar su calidad de vida de alguna manera.

Me preguntan frecuentemente por mi transición y los cambios que hice para optar por un estilo de vida tan diferente.

Entonces decidí contarles y al mismo tiempo darles mi opinión al respecto.


Como se imaginarán, estos cambios no vienen de un día para otro así que es una larga historia, ojalá no se aburran.


ALLÁ POR EL 2011

Tenía 30 años y me encontraba trabajando como Gerente Comercial en una empresa de telefonía. Todas las empresas de este tipo son estresantes. Ya venía con 10 años de experiencia en este negocio.


Me iba muy bien en lo que hacía y al mismo tiempo recibía muchas ofertas comerciales en este rubro. Pero... ¿a qué llamamos bien?


Normalmente decimos que a alguien le va bien: cuando tiene un buen sueldo, un puesto importante, auto, casa, viajes, lujos, ropas, etc. ¿Verdad?


La realidad es que hemos perdido completamente la esencia de lo esencial.


Normalmente... ¿alguien te pregunta si sos feliz haciendo lo que hacés?

¿O se interesa por saber si estás cumpliendo tus sueños? ¿Si dormis en paz?

¿A tu jefe le preocupa que tengas tiempo de calidad para compartir con tus seres queridos? ¿Acaso esto no forma parte de "Vivir Bien"?

Al parecer, NO. El trabajo de introspección hasta se considera algo hippie.

El mundo moderno no tiene tiempo para esas cosas.


Sin embargo, la conexión con nuestra esencia y el bienestar interior, son tan primordiales como respirar. Nos vendieron la satisfacción inmediata. La importancia de la imagen. Y cada día aparece una "nueva necesidad" material.

Bien! vivimos en un mundo material y necesitamos cosas materiales, pero ¿a qué precio?

Siempre fui workahólica, me costó mucho (y me sigue costando) encontrar un balance porque me apasiono. Y si no voy a dar lo mejor de mí, simplemente no lo hago.

La pasión, más mi perfeccionismo y disciplina, son la combinación que me lleva a tener éxito en lo que hago.

Pero todo necesita un equilibrio.


En aquella época con todas las responsabilidades, presiones, metas, números que alcanzar... A veces pasaba más de 12/15 horas del día haciendo cosas del trabajo.


Y si, me iba muy bien! Pero también tenía un stress tremendo encima. Algo que con el paso de los años te va pasando factura. Casi siempre estaba agotada y no tenía energía para otras cosas como deportes, actividad física, vida familiar, vida social...


"El pez cuando está dentro de la pecera, no es consciente del agua".

Ese año tuve muchos inconvenientes de salud, que fueron empeorando al año siguiente.


2012: El año del cambio.

Este año mi cuerpo me obligó a hacer una pausa. Ya venía con muchos problemas digestivos y me sugirieron dejar la leche y las carnes rojas, cosa que ayudó muchísimo a que me sienta mejor. Dejar la leche fue increíblemente genial!


A eso se sumó que tuve que operarme de un fibroadenoma (tumor benigno).

En teoría me tomaría 10 días de reposo, pero algo no salió bien y tuve que reposar por casi 2 meses. Y ahí viene lo que les decía, "uno no ve la película si está dentro de ella".


En este tiempo de pausa obligada (que igual trabajé desde casa). Tuve tiempo de ver, o de tomar consciencia de cuánto puede degradarte o ayudarte tu estilo de vida: Alimentación, Descanso, Sueño, Hábitos, etc. Al hacer esa pausa hice un clic!

Mientras estás haciendo lo que hacés en tu día a día no te das cuenta, es tu rutina, algo que sucede hasta de manera automática como lavarte los dientes, pero cuando dejás de hacerlo, lo ves: "Hay un patrón que hace que lo que sos sea como es. Y es tan modificable como tu consciencia quiera".

Toda persona que trabaja tiene responsabilidades. Tampoco podía renunciar de un día para otro. Entonces hice un plan y el plan era no volver a trabajar en algo que no me haga bien.

Después también se sumó la idea de no volver a trabajar para nadie (más que para mí).


Seis meses después de este reposo (y después de pagar mis deudas) salí de ese trabajo.

Se necesita coraje para soltar tu seguridad y dar un salto al vacío. Saltar hacia la Libertad.


Yo diría que es como aprender a volar: "El pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo de que la rama se rompa, porque su confianza no está en la rama sino en sus propias alas"


Con muchas ideas, pocas cosas en concreto, algo de ahorro, pero con la certeza plena en mi potencial para salir adelante. Siempre tuve fe en mis capacidades para lograr cualquier cosa que me proponga.


Destino

Nada ocurre por casualidad dicen.


Una amiga me invitó a tomar clases de Kundalini Yoga:


Coincidencia fortuita en esa transición.


Acepté ir sin siquiera plantearme la idea de lo que iba a hacer. Jamás supe mucho sobre yoga, más que fotos de "posturas rarísimas"y eso de que "dicen que te da paz interior".


Sin embargo fue exactamente lo que necesitaba en ese momento.

Algo tan básico como que te enseñen a respirar, puede cambiar tu vida. Me enamoré instantáneamente de esta práctica que me llevó a reencontrarme con todo lo hermoso que había en mí y que hace tanto no veía porque estaba ocupada "viviendo bien" en el otro mundo que habitaba.

El reencuentro conmigo

No fue fácil sostener mi nuevo estilo de vida. Una vez que conectas contigo surgen nuevas responsabilidades, aún más difíciles que las que tenías antes, tu conciencia es exigente. Y hacer esos cambios cuesta.


Pero acepté posponer ciertas cosas en pos de mi bienestar. Aprendí a meditar. Conocí gente nueva. Y entre estas cosas conocí el mundo vegetariano.



Un día hubo un cumpleaños veggie, fue la primera vez que comía algo vegetariano (que no sea ensalada o tarta de acelga). Y me sorprendió gratamente lo delicioso que era todo!


No entendía bien qué comí, pregunté y me dijeron: "pan de algarrobo, es de un árbol", ¿Árbol? en mi cabeza me imaginaba comiendo partes de la corteza o del tronco de algo y no entendía como podía ser tan rico!


Todo tenía nombre raro para mí, no podía asimilar tanta información de lo que estaba probando. Si bien, para ese entonces ya no comía carnes (vaca, pollo, cerdo), mi menú seguía siendo completamente básico: vivía a base de sushi, pescados, pizza, atún y delivery de todo lo que incluya algo de eso.


Esta experiencia me dejó girando dos ideas: 1) Había sido un mundo sin carnes no es solo comer ensalada y tarta de acelga y 2) Este mundo puede ser delicioso (y sano).


Tampoco decidí ese día volverme vegetariana pero si decidí investigar más sobre ese tipo de comida e ir probando más cosas.


La Transición

Unos meses después de esta experiencia, hice un curso de Reiki.

Entre varios de los requisitos, uno era dejar de consumir todo tipo de carnes un día antes del curso (Igual yo solo comía pescado). Entonces como soy obediente, cumplí.


En el curso la profesora habló algo de la influencia de las carnes en el cuerpo, no le di mucha importancia en el momento. Pero después del curso venía un proceso de 21 días de auto-reiki y depuración.


Ya podías volver a comer carnes. Pero yo quise "experimentar" cómo era la vida sin nada de carnes (o sea sin pescado). Y nunca regresé de ahí.

Empecé también a incluir jugos verdes y leches vegetales a mi vida. Desde ese momento, empezó (o continuó) la transición que ya iba tomando forma.


Cada vez me fui sintiendo mejor comiendo sano, rico, variado, era hasta emocionante descubrir nuevas comidas que ni sabía que existían.


Pero mi transición fue más allá.

En este proceso de 21 días, dejé de fumar (después de 16 años de ser fumadora) y dejé de tomar alcohol, porque me sentía tan bien que nunca más sentí la necesidad de ir corriendo a comprarme una birra para sentirme mejor. El bienestar se alcanza de manera integral: Alimentación, Actividad Física, Paz Interior.


Me sentía bien a cada minuto.

Cada día. Con cada pensamiento,

con cada experiencia.



No tengo nada en contra del alcohol y actualmente si salgo a cenar y me sirven una copa de vino, la tomo y la disfruto. Pero hay una diferencia entre esto y salir del trabajo buscando desesperadamente una birra fría que cambie tu día.


Tu día no debería cambiar por una birra o por un pucho.

Por un chico lindo, por un trabajo o por tener más o menos plata en tu cuenta bancaria. (Claro que a todos nos va a hacer felices ganar telebingo, no es ese el punto).


El punto es que CADA DÍA puede ser hermoso si vos estás conectado contigo y cuando esto sucede, no hay nada ni nadie que tenga más peso que tu decisión de ser feliz.


Comer es un acto de conciencia. Respirar es un acto de conciencia. Trabajar, pensar, hablar, todo está conectado tan intrínsecamente para que alcances tu felicidad, tu plenitud, que la certeza te abraza cada día mostrándote el camino hacia allí.


Cometí muchos errores en el camino, que les iré contando en otro posteo porque este ya se hizo muy extenso. Pero sí les dejo esta experiencia, para quienes estén pensando en un cambio hacia un mejor estilo de vida.


A mí el yoga, los cambios de hábitos y alimentación me cambiaron la vida.


Pero hay varios caminos para llegar a un mismo lugar, tratá de encontrar el tuyo.

Seguro está esperándote allí, a la vuelta de la esquina.

Acordate que mientras estés haciendo lo mismo, no lo vas a ver.


Y el trabajo?

No me volví hippie amigos. Recuerden que soy workahólica, apasionada, perfeccionista y disciplinada. Me volví tan adicta al yoga y al reiki, que hasta me volví instructora de ambos.


Aprendí a cocinar tantas cosas en el proceso que me volví veggie, que también me volví cocinera (había sido).


Un día en un desayuno (post clase de yoga) llevé una Carrot Cake y Leches Vegetales como aporte (cada uno debía llevar algo para compartir). Y en ese desayuno 3 personas me pidieron que les prepare la misma torta y se las venda. A lo que respondí que yo no vendo tortas. Les ofrecí enviarles la receta por mail.


Siguiente desayuno, misma torta, misma insistencia. Ya eran 5 que pedían la Carrot Cake.


Entonces como tenía tiempo, accedí a prepararlas. Y el resto ya es otra historia: Así nació mi nuevo negocio (aunque no me dí cuenta hasta 6 meses después).


Desde ese día nunca dejé de recibir pedidos y esto que me cambió la vida, se convirtió en mi trabajo y en mi nueva pasión: Cocinar con amor y enseñar lo que aprendí.


Entonces, resumiendo les dejo 3 mensajes:

  • Se puede vivir de lo que uno ama. Armá tu plan y ponelo en práctica.

  • Se puede trabajar y tener tiempo para compartir con tu familia. Organizate.

  • Si querés hacer yoga o algún deporte, es mentira que no tenes tiempo, estamos tan acostumbrados a las excusas que nos las creemos. Si querés, podés. SIEMPRE.

Confien en ustedes mismos y crean en sus sueños.

Cuando uno hace lo que ama, todas las puertas se abren.



Comments


bottom of page